Visita de Vicente García a Puerto Plata.
Las Tunas.- Las tropas tuneras fueron las últimas en deponer las armas en los días cruentos de la Guerra Grande. Era el seis de junio de 1878.
Todo sucedió en la finca La del Medio, cerca de lo que es hoy el poblado de Bartle. Allí, alrededor de 685 hombres determinados, entre oficiales y miembros de la tropa, incluyeron en las disposiciones del suceso la libertad absoluta de quienes habían comenzado la contienda bélica como esclavos.
Al otro día del acontecimiento cuando los relojes marcaban las 8:00 am partió al exilio el mayor general tunero. Lo hizo a bordo del vapor Guadalquivir, desde el puerto de Manatí. Tras una escala en Baracoa de varias horas para provisiones de víveres y agua, alrededor de las 5:00 pm del día 8, el vapor tomó rumbo a Puerto Plata.
Fue intenso el peregrinar de El León de Santa Rita hasta llegar al abrazo de Doña Brígida y a Río Chico, en el estado venezolano de Miranda. Allí fomentó una cooperativa de cacao y vivió hasta el final de sus días.
Ya, en esas fechas, le acompañaban múltiples dolencias. Algunas, propias de la edad y otras, consecuencias directas de los duros rigores de la manigua. Sin embargo, Vicente García tenía intacta la determinación de Cuba Libre.
La tuvo en todo momento. Por eso fue rápido su sí al joven José Martí para sumarse a la contienda del 95. Fiel a las palabras que dejara escritas al teniente coronel Julián Santana antes de salir de tierras cubanas. “… significándoles a todos que su recuerdo ocupará mis pensamientos y que a donde quiera que el destino me conduzca, pueden contar con su fiel amigo”.