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Música urbana dominicana: la evolución de un género

Manuel Varet Marte, conocido como Vakeró, dice a Diario Libre que se comenzó a llamar urbanos a todos los que hacían música bailable no tropicales, para no reconocer un movimiento que en su momento no se entendía.

“Decidieron llamarnos a todos así para no reconocer a un grupo de exponentes que estábamos haciendo algo diferente; no nos la quisieron dar y nos mezclaron con un grupo que no deberían llamarse ni siquiera artistas”, señala el considerado cantante de los raperos.

Charlie Valens, uno de los pioneros de este género, quien ha impulsado este tipo de contenido a través de la radio y la televisión, recuerda que la música urbana en la República Dominicana tuvo su origen en los finales de los años 80 y principios de los 90 con un grupo de jóvenes dispuestos a exponer sus inquietudes sociales con sus líricas.

De forma similar habla el productor Dariel Minaya, director de programación de la emisora Power 103.7 F.M., dedicada exclusivamente a este género.

“El tema de los orígenes de la música urbana en República Dominicana podemos dividirlo en dos etapas: una en la que se hacía más artesanal y se hacía mucho más por pasión, donde improvisaban estudios y con cualquier pista hacían una canción, eso fue en los 90; luego da un cambio en el año 2004 con Joa, que sacó una canción que se llama Joa Súper MC. Esta tuvo un boom por su temática jocosa. Fue la primera canción que se comercializó a nivel general en la radio”, recuerda.

“La segunda etapa -prosigue- viene con Lápiz Conciente, el gran pilar del género urbano dominicano, primero en destacar a nivel internacional con una gran firma. Eso fue como en el 2006. Pero antes de él tenemos que hablar de Don Miguelo, en el año 2005, con un reguetón que retumbó y le hizo merecedor del premio Casandra como revelación del año”. También surgió Vakeró en esa etapa.

Reseña que el gran despertar del género urbano se dio cuando Lápiz se une a Nico Clínico, donde lograron un sonido internacional parecido al norteamericano “y ahí la gente le empezó a dar carácter a este tipo de música”.

Fue a partir de ese momento “que los muchachos empezaron a cobrar por sus presentaciones y tener ingresos sólidos para invertir en sus carreras”.

Sin embargo, esos inicios revolucionarios, donde las frontales “tiraderas” y la demostración de composiciones con buenos ritmos eran características de las canciones, han sido poco a poco desplazados por un estilo mucho más explícito sexualmente hablando, donde lo que sobresale es lo bailable, aunque no tenga sentido, o se promuevan antivalores en procura de lograr el éxito inmediato.