La Organización Mundial de la Salud manifestó ayer estar muy preocupada por los acontecimientos en Italia donde este lunes había ya siete muertos y más de 200 contagiados. Se puede decir que prácticamente todo el norte de Italia, desde Bolonia hacia el norte, está paralizada: no hay escuelas, no funcionan los espectáculos, están cerrados los museos y hasta muchas iglesias, y la movilidad está bastante restringida. La plaza de San Marcos, en Venecia, ha sido cerrada al público (Golpe turístico para Venecia: se suspende el carnaval por el virus chino).

En medio de esta situación de pánico en Italia, hay noticias positivas de China: el número de nuevos infectados sigue por debajo del pico que se registró hace ya dos semanas, con lo que estaríamos ante indicios de un control de la enfermedad en ese país, donde las medidas de cuarentena siguen siendo extremas, con ciudades enteras absolutamente paralizadas y varias aerolíneas en ruina económica. 

El turismo es el sector económico más afectado aunque no se libra ningún otro. 

En Mauricio, un vuelo proveniente de Italia ha sido bloqueado y sus pasajeros retenidos hasta que se pueda determinar si están bien de salud. En Lyon, Francia, un autocar con turistas italianos ha sido paralizado por la policía a la espera de determinar el estado de los pasajeros, dado que uno de ellos tiene fiebre.

Este lunes, varios medios preveían la suspensión final de la feria de turismo de Berlín. Pero la propia feria, que no descarta este extremo, dijo que no había habido bajas entre los expositores italianos y que de los chinos, se mantienen dos, que acudirán con sus delegaciones en Europa y no mandarán a nadie de su país. Aún así la organización mantuvo una reunión para valorar si era conveniente suspender la feria, que comienza la próxima semana.