Educación

El necio y el sabio: Diferencias lingüísticas

En las sociedades poco desarrolladas, como la nuestra, matizadas por evidentes rasgos aldeanos o en las que late el alma del suburbio y la cultura del vecindario, es muy común la conducta lingüística que muestra el necio en oposición a la del sabio:

 El sabio utiliza la lengua con sumo tacto, prudencia y sentido común. El necio, en cambio, actúa con torpeza, irrespeto, imprudencia y ligereza.

El sabio sabe qué, dónde y cuándo hablar. El necio no mide lo que dice, esto es, habla de todo, en todo momento y en cualquier lugar.

El sabio cuando pregunta espera en silencio que le respondan. El necio cuando pregunta interrumpe con frecuencia al interlocutor que le responde.

El sabio sabe qué, cómo y cuándo pregunta. El necio todo lo pregunta no importa el momento, el lugar y lo íntimo o personal que sea el tema sobre el cual pregunta.

El sabio suele ser discreto. El necio es siempre indiscreto: todo lo dice, nada calla, nunca «le da vacaciones a su lengua»

El sabio piensa y luego habla. El necio habla y luego piensa.

El sabio, por sabio, sabe cuándo debe callar. El necio, por torpe, nunca calla y “dice todo lo que se le viene a la boca”, restándole así efectividad al acto comunicativo

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