Una Navidad diferente con coronavirus en el mundo
Por: Amín Cruz
«La Navidad es un buen motivo para vivir la fraternidad que une a todos los seres de este planeta.» (Abel Pérez Rojas)
La Navidad en este año 2020 es distinta, diferentes porque la pandemia del coronavirus la transformó a una tristeza universal de muerte y con ella una soledad familiar, millones de seres humanos tuvieron que aislarse de su familia, llorar, sufrir y hasta morir solo, porque el Covid 19 nos ha condenado a todos.
La navidad es una fecha para glorificar al niño Jesús, reflexionar, convivir y disfrutar en familia, ir a la iglesia y participar en grande procesiones, espectáculos, eventos en fin, este año nada de eso fue posible, hasta el Santo Padre el Papa Francisco en Roma, tuvo que efectuar la misa del gallo solo, en esta ocasión no cantó el gallo como anteriormente ocasiona en un templo repleto de feligreses.
Todos sin excepción en el mundo ha tenido que quedarse en casa, sumergido a las reglamentaciones sanitaria impuesta por la OMS y las autoridades gubernamentales de cada nación, así tuvimos que cenar, comer o almorzar con esa pena que nos embargan de felicidad como la del niño Jesús en pañales, sobre un pesebre, acompañado piadosamente por José y María, por unos humildes pastores, por unos poderosos y sabios reyes magos.
La Navidad en años anteriores provoca euforia ante la perspectiva de una cena familiar e intercambio de regalos, compra, ropa nueva, vistas y fiestas, la navidad que ha sido atrapada por la cultura del consumismo, provocando también angustia, dolor ante la situación de cómo nos vamos a hacer para comprar el lechón, pavo, pasteles, los tamales, los regalos, la ropa que hay que estrenar, los bocadillos y muchas cosas más…
En esta navidad del 2020 todo cambio, muy pocas familias disfrutaron de esa navidad tan alegre y pintoresca, quizás tan solo la han disfrutado aquellos que tienen el control y poder económico, los dueños del bien y el mal, que no cumplen con el confinamiento, ni la reducción a 10 personas por hogar.
La pandemia hizo olvidar el rito tradicional, igual se olvidó la verdadera importancia de la festividad del nacimiento de Jesucristo; olvidamos que esa noche es de paz, porque nace el rey del mundo, que es donde se inicia la liberación. Una liberación que no puede venir de quien no es libre.
En esa noche de paz nace Jesucristo el libertador, el liberador del hombre del mundo nuevo, el Verbo encarnado del que se derivan todas las cosas. Nacimiento que sucedió como si fuese el nacimiento de un sol que no tiene ocaso.
La Navidad para nosotros los cristianos no debe significar un solo día del año, sino que diariamente debemos llevar al Hijo encarnado en nosotros, para que nazca todos los días nuestras realidades y relaciones con nuestros hermanos, cuando el rico comparta lo que tiene; cuando el pobre que tiene poco reparta lo poco que tiene; cuando el hambriento y el sediento reciban pan y agua; cuando en lugar de odio busquemos la paz, evitando las guerras por medio del amor, entonces Jesucristo, seguirá naciendo en todos los hombres y así valdrá la pena ser hombre, ya que el mismo Dios se hizo hombre.
Para el cristiano siempre será Navidad en su corazón cuando cante la manifestación del amor humanitario de Dios todos los días. Por eso hagamos una pausa en nuestra vida y en la noche de paz miremos con respeto a las madres y a las mujeres y descubramos en ellas, al menos esta noche de paz, un símbolo de la Virgen María; fijémonos con detenimiento en nuestro prójimo, recordando que es hermano de Jesucristo y hermano nuestro. Hagamos de cada hombre un prójimo y de cada prójimo un hermano nuestro.
Esta pandemia nos ha enseñado que debemos estar al día con nuestra vida, con nuestra familia y el prójimo, porque ha sido muchos los familiares, amigos, conocidos que se han ido para no volver, es hora al menos, en esta noche divina, abracemos a los niños y a nuestros hijos como si abrazamos a Dios, a nuestros familiares, porque mañana no sabemos si podremos abrazarlos y besarlos.
Jesucristo nace en un establo, de una familia pobre, siendo los pastores los primeros testigos del acontecimiento y en esa pobreza se manifiesta la gloria del cielo, por eso la Iglesia no se cansa de cantar la gloria de esa noche; los ángeles y los pastores le alaban y los magos avanzan con la estrella, porque tú has nacido para nosotros, Niño pequeño, ¡Dios eterno!. Que Dios le bendiga, muchas felicidades en esta navidad, cuídense, quédate en casa, reflexionando y alabando a Jesús, pidiéndole que te proteja ante esta pandemia.
“Alegría, oración y gratitud son las tres actitudes que nos preparan para vivir la Navidad de modo auténtico.” El Papa Francisco.