¿Qué es una política ambiental y por qué es importante?
La política ambiental ha de coexistir, en mayor o menor medida, con la política económica. La Administración Pública cuenta con una amplia gama de posibles medidas con las que corregir el comportamiento de los productores de residuos. La primera de estas medidas es la provisión de información, tanto a empresas como a consumidores. En segundo lugar estaría la persuasión, mediante publicidad, acuerdos voluntarios, etc. para generar un cambio en los estilos de consumo y una obtención de objetivos ambientales.
La Administración puede emplear medidas con un mayor nivel de coerción, clasificables en dos grandes grupos:
- Medidas basadas en la normativa: Suponen la imposición, por parte de la autoridad competente, de una determinada normativa que, en las condiciones establecidas, afecta a todos los agentes implicados por igual. Estas normativas pueden regular: los productos (prohibición del uso de amianto, límite de la cantidad de plomo en la gasolina…); los procesos productivos (obligación a reciclar un porcentaje de los residuos,…); planificación y ordenación del territorio (actividades permitidas en un entorno, niveles de ruido,…).
- Instrumentos económicos: No obligan a un determinado comportamiento, pero proporcionan recompensas a aquellos que siguen las recomendaciones y establecen un precio, a pagar por aquellos que quieran saltárselas. Sobre este punto centraremos nuestra atención a continuación.
El medio ambiente desempeña tres funciones clave dentro del sistema económico:
- Proporcionar recursos naturales, necesarios prácticamente en todos los procesos de producción y consumo.
- Asimilar residuos generados por la actividad económica, si bien su capacidad de asimilación es limitada.
- Ofrecer servicios para el disfrute de la naturaleza al ser humano.
Tradicionalmente, solo la primera de estas funciones era considerada por la economía. Esto ha ocasionado los actuales desajustes sociales en relación con los problemas del deterioro ambiental. A lo largo de la historia, las empresas han podido incrementar sus ingresos empleando el medio ambiente como recurso gratuito para la eliminación de residuos. Es decir, los antiguos modelos de gestión no consideraban el medio como un recurso con un valor asociado ni los residuos como un recurso que hubiese que gestionar.
El problema de la generación de residuos y sus consecuencias ha ido ganando terreno al observarse que es un fenómeno inherente a cualquier proceso de producción y consumo. Con el objetivo de regular las empresas en materia de residuos y de cuidado del medio ambiente nace la política ambiental.
nstrumentos económicos
Los instrumentos económicos, a diferencia de las medidas basadas en la normativa, no suponen la obligación o prohibición de un determinado comportamiento, en su lugar, permiten a la persona afectada elegir entre degradar el medio ambiente y pagar un precio o no degradarlo y recibir una recompensa económica.
Los instrumentos económicos pueden agruparse en tres grandes grupos:
1. Instrumentos basados en la actuación vía precios: introducen un precio ligado a la conducta que se quiere estimular o desfavorecer. Destacan entre estos instrumentos:
- Impuestos cánones y tasas: imponer un coste económico a la emisión de sustancias contaminantes, la utilización de determinadas materias primas, el consumo de determinados productos, etc.
- Subsidios: subvenciones, créditos blandos o desgravaciones fiscales otorgadas a aquellos que toman medidas para el cuidado del medio ambiente.
- Sistemas de consignación y depósito: incentiva la recogida controlada de residuos, introduciendo un sobrecoste en el momento de la compra de ciertos productos (por ejemplo: envases) y devolviéndolo en el momento de su recogida separada.
- Sistemas que estimulan el comportamiento respetuoso con el medio ambiente: gravámenes de no cumplimiento, que penalizan la transgresión de determinados límites, y los depósitos de buen fin, que se entregan a las autoridades competentes como garantía de cumplimiento de las exigencias ambientales.
- 2. Instrumentos basados en la creación de mercados: la Administración puede establecer determinadas reglas del juego con respecto a la calidad ambiental, y dejar que surjan a continuación los mercados correspondientes, para que los agentes afectados ajusten su conducta:
- Mercado debido al racionamiento vía cantidad: fijando los niveles máximos de emisión de un contaminante en un área y permitiendo que los agentes negocien con los permisos de emisión.
- Intervenir en mercados nuevos o ya existentes: mantener o estabilizar el precio de algunos productos clave, como los efluentes reciclables.
- Seguros ambientales: seguro destinado a cubrir los gastos ocasionados por un daño ambiental.
- 3. Enfoques voluntarios: son mecanismos de corrección de externalidades ambientales por los cuales los agentes económicos se comprometen a reducir los impactos ambientales que provocan, más allá de lo estrictamente estipulado por la ley. Corresponden a los siguientes tipos:
- Acuerdos negociados: contratos negociados entre autoridades públicas y uno o más actores privados.
- Programas voluntarios: estándares elaborados por organismos cuales a los cuales pueden adherirse las firmas participantes.
- Compromisos unilaterales: programas de mejoramiento ambiental establecidos por empresas y que son comunicados a las partes interesadas.
- Acuerdos privados: contratos entre una empresa y aquellos que son afectados por sus emisiones.
Frente a un problema ambiental dado, a la hora de evaluar cuál de las diferentes medidas lo resuelve mejor, hay que tener en cuenta los siguientes cuatro criterios:
Grado en que se consigue alcanzar el objetivo propuesto, sin causar problemas ambientales de otro tipo, en otro lugar, o en otro momento del tiempo.
Costes de toda índole en los que incurre la sociedad para alcanzar el objetivo propuesto. Será fundamental, en este aspecto, analizar los gastos necesarios, tanto en búsqueda de información, como en vigilancia y control que cada medida supone. De igual modo, jugarán un papel muy relevante en este epígrafe los impactos sobre algunas variables clave de la economía (por ejemplo: empleo, tasa de inflación, etc.) que tengan las medidas propuestas.
En el campo de la problemática ambiental se descubren, todos los días, tanto nuevos problemas como nuevas posibilidades tecnológicas, por lo que es fundamental que las medidas seleccionadas puedan adaptarse con rapidez, y sin causar grandes trastornos en el tejido económico, a cambios en la situación de referencia. En este sentido, serán preferibles las medidas que impliquen el menor número de autoridades y competencias.
Las medidas de política ambiental tienden a perjudicar a unos sectores y a beneficiar a otros. El sentido de estos impactos, tanto directos como indirectos, puede ayudar a explicar el grado de aceptabilidad de las distintas medidas, por lo que es conveniente contar con la información relativa a su impacto redistributivo. Hay que tener en cuenta que los sectores afectados por las distintas medidas no son únicamente los consumidores, sino también los trabajadores y los accionistas de las empresas a las que van dirigidas.
La gestión de residuos desde el punto de vista económico
La gestión de residuos se puede definir como el conjunto de operaciones encaminadas a dar a los residuos producidos en una zona determinada el destino más adecuado desde el punto de vista económico y ambiental, según sus características, volumen, procedencia, posibilidades de recuperación y comercialización, coste de tratamiento y normativa legal. Se puede dividir en cuatro fases: pre-recogida, recogida, transporte y tratamiento.
La pre-recogida consiste en el debido almacenamiento, manipulación, clasificación y presentación de los residuos en condiciones adecuadas para su recogida y traslado. Esta fase es esencial para el correcto funcionamiento de las siguientes y por ello se ha mejorado y adaptado considerablemente en los últimos años con la instalación de contenedores, la fomentación de recogida separada y con campañas de sensibilización ciudadana.
Las fases de recogida y transporte suelen ser las más costosas y requieren una cuidada planificación. Los residuos pueden ser transportados directamente a los puntos de tratamiento o a plantas de transferencia donde se compactan y se cargan en camiones más grandes y adecuados para el transporte hasta su destino definitivo.
El tratamiento incluye las operaciones encaminadas a la eliminación o al aprovechamiento de los materiales contenidos en los residuos.