Hace 50 años amaneció por primera vez en Punta Cana. El Sol era el mismo de siempre, pero el viento había cambiado de rumbo.
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El Faro del Cabo Engaño perdido de los mapas ya no sería el único habitante del confín de la Isla donde el Atlántico y el Caribe son el mismo Mar.
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El trabajo y el tesón marcaron la ruta de una comarca, que de año en año, se convertía en un creciente proyecto del que nacían realidades soñadas mucho tiempo atrás, entre playas solitarias, manglares secretos y arbustos anónimos. En las últimas décadas Puntacana ha sido uno de los motores, no solamente como proyecto turístico e inmobiliario, sino de desarrollo integral de toda la comunidad circundante y de apoyo social y cultural de toda la zona.
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Hoy, el mundo se enfrenta a un reto sin precedentes en nuestras vivencias. La pandemia del Covid-19 ha detenido nuestro mundo y la sangre de Puntacana ha dejado de fluir. .

Pero nosotros seguiremos respirando su aire cálido, y en la pausa, crearemos los anticuerpos que nos harán salir airosos, y no solo sobreviviremos, sino que protegeremos como siempre a los nuestros, para que juntos podamos brindar al Mundo nuestra esencia mágica dominicana, y podamos soñar de nuevo, imaginando más.