Cumbre Anual del Clima de Egipto COP27
Por Araceli Aguilar Salgado
“El cambio climático, si no se controla, es una amenaza urgente para la salud, el suministro de alimentos, la biodiversidad y los medios de vida en todo el mundo” John F. Kerry
La Conferencia Climática de la ONU de 2022, COP27, tendrá lugar en Sharm el-Sheikh, Egipto que inicia hoy 6 de noviembre hasta el 16 del mismo mes del 2022 el mundo acudirá a la Cumbre Climática número 27, donde jefes de Estado, líderes del sector privado, organizaciones no gubernamentales, científicos, periodistas, empresarios y activistas, discutirán sobre las acciones que deben implementarse para contener la alarmante crisis climática que afecta a nuestro planeta para buscar soluciones y medidas de adaptación a la crisis climática en la que se tomarán decisiones que pueden cambiar nuestro futuro y el de nuestro planeta.
Los objetivos de reducción de emisiones de los países siguen sin ser suficientes para mantener el aumento de la temperatura en 1,5 ° C.
Los cinco temas clave de este foro mundial a los que hay que prestar atención son la naturaleza, los alimentos, el agua, la descarbonización de la industria y la adaptación al clima.
Mientras tanto, los efectos del cambio climático se han hecho notar: este año Europa vivió su verano más caliente de los últimos siglos, las lluvias inundaron durante días gran parte de la India y Pakistán, y las intensas sequías han dejado sin alimentos el este de África. En este contexto, Sharm el Sheij abre sus puertas para la edición número 27 de las COP.
La COP27 girará en torno a cuatro grandes temas: la mitigación, la adaptación, la financiación y la colaboración.
Mitigación. El objetivo sigue siendo el mismo que cuando se firmó el Acuerdo de París en 2015: limitar el calentamiento global en un máximo de 2 °C y lo más cerca posible de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Para ello, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y plantear acciones de captura de carbono. Se espera que este año los países presenten nuevos planes de recortes de emisiones (conocidos como NDC).
Adaptación. “Los fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, inundaciones e incendios forestales se han convertido en una realidad cotidiana de nuestras vidas”, señalan desde la web de la COP27. Por ello, además de reducir las emisiones para evitar que el calentamiento de la atmósfera siga aumentando, es fundamental desarrollar estrategias para adaptarse a sus consecuencias.
Financiación. Para reducir y posteriormente eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero y para desarrollar estrategias de adaptación es necesaria la financiación. Dinero dedicado a energías verdes, a infraestructuras resilientes y a políticas de adaptación. Dinero que, en definitiva, deje de financiar los negocios de los combustibles fósiles y se destine a medidas sostenibles. En este punto se incluye el compromiso (todavía sin cumplir) de los países desarrollados de entregar 100.000 millones de dólares anuales a los países en vías de desarrollo para que puedan financiar su transición energética y su acción climática. Además, debe desarrollarse un mecanismo de pérdidas y daños para compensar las consecuencias climáticas que afectan a los países más vulnerables, que son los que menos han contribuido al cambio climático.
Colaboración. Es necesario asegurar la participación de todas las comunidades, incluidas aquellas más vulnerables y afectadas por el cambio climático, y la colaboración de los sectores públicos y privados.
Los acontecimientos del último año han puesto de manifiesto la urgencia con la que deben encontrarse soluciones y agilizar la transición hacia un mundo descarbonizado.
La guerra de Ucrania ha mostrado que la dependencia de los combustibles fósiles tiene consecuencias más allá de las climáticas y medioambientales, y ha puesto en evidencia las ventajas de que los países puedan disponer de sus propias fuentes de energía limpias y renovables.
La crisis de suministros y la inflación que han derivado del conflicto han supuesto además un revés en los objetivos de reducción de emisiones. Para algunos países y regiones que no tienen la capacidad de acelerar su transición hacia las energías renovables, será necesario dar un paso atrás y volver a depender de fuentes de energía contaminantes, como el carbón. Por ello, la guerra de Ucrania y la necesidad de encontrar soluciones a la crisis de la energía estarán seguramente presentes en los debates y las mesas de negociación de esta COP27.
Por otro lado, los efectos del cambio climático se han notado con virulencia en prácticamente cualquier región del planeta en forma de huracanes, sequías, olas de calor o el derretimiento de los casquetes polares. Todo esto crea un contexto en el que la necesidad de encontrar soluciones se vive con urgencia y apremio por parte de una gran parte de la población mundial.
“Dado que los impactos climáticos son cada vez más generalizados, rápidos e intensificados, este año el mundo se encuentra en un momento crítico para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, como se comprometió en el Acuerdo de París”, señalan desde la ONU.
Así, a Egipto acudirán no solo políticos, sino también muchos otros agentes involucrados en la toma de decisiones que tienen que ver con el clima: medios de comunicación, la comunidad científica, miembros de las empresas privadas y activistas (aunque en esta ocasión, la organización del evento no ha dejado mucho espacio a la participación de la sociedad civil, algo que ha generado numerosas críticas).
El cambio climático, a través de fenómenos meteorológicos extremos como los ciclones tropicales, la desertificación y el aumento del nivel del mar, causa daños costosos a los países.
Debido a que la intensificación de estos “desastres naturales” está siendo causada por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente de los países ricos industrializados, los países en desarrollo, a menudo los más afectados, argumentan que deberían recibir una compensación.
Dinamarca fue noticia durante la última semana de alto nivel de la Asamblea General de la ONU después de ser el primer país en anunciar que donará 13.000 millones de dólares a los países en desarrollo que han sufrido daños debido al cambio climático.
El tema de estos pagos, conocido como “pérdidas y daños”, será probablemente un gran tema de discusión en COP27, incluso cuando aún no se haya incluido todavía oficialmente en la agenda.
El grupo de países conocido como el G77 más China (que incluye esencialmente a todas las naciones en desarrollo) solicitó agregarlo a la agenda de la Conferencia, lo que requerirá el consenso de todos los países el primer día de las conversaciones.
Hasta la fecha, ha habido discusiones sobre el establecimiento de un fondo de Pérdidas y Daños, pero nada concreto, se esperan generar un mayor impulso y ponerlo en marcha.
“Hay grandes países desarrollados que están bastante preocupados por eso y miran este tema desde la perspectiva de lo quien contamina, paga. Ahora, los países más afectados por el cambio climático y que sufren los costos tienen que lidiar con esos costos ellos mismos. Es hora de que los grandes países, los principales emisores, se pongan de pie y digan: ‘Tenemos que hacer algo, tenemos que hacer una contribución a estos países vulnerables’”
Hasta el momento, hay más de 30.000 personas registradas para asistir en representación de gobiernos, empresas, ONG y grupos de la sociedad civil.
Las 197 Partes del tratado de la citada Convención, a menudo se reúnen en grupos o «bloques» para negociar juntos, como el G77 más China, el Grupo Africano, los Países Menos Adelantados, el Foro Paraguas, los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y la Alianza Independiente de América Latina y el Caribe.
Una vez más, el mundo tiene la oportunidad de dar prioridad no solo a lo urgente, sino también a lo importante. De establecer medidas que permitan dejar atrás el negocio de los combustibles fósiles en los países desarrollados y de ofrecer herramientas para favorecer la transición energética en los países en vías de desarrollo. De aportar soluciones para poder frenar, por fin, el cambio climático.
Las negociaciones de este año también deberán especificar la forma en que las naciones medirán sus emisiones de GEI, Las negociaciones también incluirán discusiones técnicas, por ejemplo, para especificar la forma en que las naciones deben medir prácticamente sus emisiones para que haya igualdad de condiciones para todos.
Todas estas discusiones allanaran el camino para el primer Inventario Global en COP28, que en 2023 evaluará el progreso colectivo global en mitigación del impacto del cambio climático, la adaptación a este y los medios de implementación del Acuerdo de París