Articulo: Entre abucheos y aplausos en la gala del Instituto Duartiano de NY.
Si usted no se había enterado Rafael Leónidas Trujillo Molina fue asesinado un 30 de mayo del 1931. A pesar de que una parte de la sociedad entiende que sigue vivo y en la persona de su nieto Ramfis D. Trujillo; lo que es muy doloroso es que el legado Trujillista está más vivo que nunca e impera en el sistema presidencialista del gobierno dominicano.
No estoy defendiendo al dictador, pero en esta sociedad donde se discrimina a una persona por sus lazos familiares más que por sus acciones en contra del país es muy lamentable. Al ver como el hecho trágico de la muerte del astro del baloncesto Kobe Bryant y su hija Gianna Bryant de 13 años, la muerte y el tiempo no esperan por nadie. Así como el país no puede sobrevivir cuatro años más de corrupción y políticos que siempre ponen sus intereses primero que los intereses de todo un país.
El Ideario Duartiano que se nutre de una llama nacionalista que defiende la soberanía nacional por encima de los beneficios económicos o individuales han estado rezagados por los gobiernos. Si usted le quita el nombre al plan de gobierno de Ramfis D. Trujillo, sin duda no hay un dominicano que refute en contra de sus ideas para salvar la nación.
La razón por la que el presidente del Instituto Duartiano en los Estados Unidos el señor Miguel Estrella, un hombre sensato que no le tiene miedo a la sangre de Trujillo, abrió las puertas a Ramfis y expresó que este es el único que propone en su plan de gobierno la protección de la soberanía nacional y la separación del vecino país con nuestra tierra, lo cual es la primera visión del patricio Juan Pablo Duarte.
A pesar de las críticas de algunos inoportunos que entienden que llevar la sangre de Trujillo es el pecado capital biológico más grande del mundo y dejaron saber su inconformidad con la participación de Ramfis como orador principal en la cena gala del Instituto Duartiano de la ciudad de Nueva York; el nieto de Trujillo dio una cátedra patriótica y nacionalista hablando de ese legado de entrega y desprendimiento del patricio para hacer de esta nación libre, soberana e independiente.
El abucheo que es el acto de indignación de moda del pueblo, está sobrepasando fronteras y que este forma parte del repudio que ha ido germinando por muchos años en la diáspora dominicana para recibir a todos los funcionarios públicos especialmente en Nueva York; ahora esta congenialidad se ha plasmado con mayor fuerza en la República Dominicana.
En el momento que un vicecónsul se presentó para reconocer los esfuerzos y aportes de su gobierno a favor del pueblo, se dejó sentir con gran vergüenza, como los dominicanos dolientes presentes manifestaron sus abucheos para el presidente y su gobierno. Ya es una costumbre que sea en el Estadio Quisqueya viendo un juego de pelota, o en el Palacio de los Deportes viendo un juego de volleyball, o en la misa de la Virgen de la Altagracia, el país está harto del gobierno. La frustración de este pueblo está en sus extremos y queremos todos salir de los morados.
Por otro lado, nosotros pudimos observar una comunidad dominicana que le dio la bienvenida a un discurso lleno de esperanza en la voz latente de Ramfis D. Trujillo, para por fin darle la separación migratoria a nuestra patria. Una misión que se ha quedado en el olvido por todos los gobiernos que han pasado, siempre poniendo el legado de Pedro Santana de ambición de poder, corrupción y olvido de los más necesitados.
Todos los presentes tanto miembros del gobierno, como personas comunes no partidistas se identificaron entusiasmadamente con las aspiraciones y el plan de gobierno del nieto de Trujillo con efusivos aplausos.
La hipocresía que mantiene este país atado a las cadenas de la ignorancia al ver que estos críticos estarían más contentos de ver personas como el presidente Danilo Medina y Leonel Fernández fueran los oradores a un homenaje a Duarte. Estos dos nunca deberían poner en su boca al patricio por sus atropellos a la democracia y el pueblo dominicano. Estas dos figuras políticas, al igual que los que piensan así, no se merecen ser identificados como dominicanos.