Artículo: La pena de muerte por ataques con Ácido del Diablo.
Por Elvin Dominici
Hay veces en las que algo es tan espantoso que te lastima tanto o más que el afectado y no puedes apartar tu pensamiento de ello. Eso me pasó a mí en el momento que vi en las redes sociales el ataque cobarde y desgarrador de dos inhumanos, monstruos y salvajes en contra de la joven de 19 años Yocairi Amarante Rodríguez; al echarle en la cara el llamado ácido del diablo y así dejarle heridas, no tan solo en su rostro y piel, sino en su alma y mente por el resto de su vida.
La envidia, el odio y la venganza son de los sentimientos más bajos y lesivos que puede generar un ser humano y las acciones tomadas por estas emociones son repulsivas a los ojos de la sociedad y de Dios. El horror ajeno es un dolor que fascina al que lleva odio en su corazón.
El ácido del diablo o “plomerito” es un compuesto de la mezcla de diferentes ácidos que se convierte en una sustancia altamente corrosiva ya que surge mediante la combinación de ácido sulfúrico, ácido clorhídrico y removedor de pintura de vehículos (decapante), fusionado con miel o azúcar. Este producto se vende sin restricciones para resolver problemas de drenaje y plomería en centros comerciales en todo el país. Esta arma letal que ha marcado varias vidas, más de mujeres que de hombres por la imposición nociva y cruel de sus monstruos.
Las leyes que defienden estos actos vandálicos, cobardes y terroristas son los artículos 303 de la Ley 2497 sobre los actos de barbarie y el 309-1 del Código Penal sobre la violencia de género. En varios casos de este tipo, se han logrado condenas máximas de 30 años de cárcel. Pero, la verdad es que nosotros entendemos que no hay condena suficiente que pueda reparar el daño emocional, físico y psicológico a esta joven de tan solo 19 años.
La condena que tiene que vivir Yocari es perpetua, cada vez que se mire al espejo y vea las cicatrices que describen esta agresión llena de odio y repudio a su persona. Ella sin importar cual haya sido la disputa con su agresor, no se merece este tan horrendo crimen. Es desgarrador, atormentador y despiadado saber que en las calles de nuestro país, estamos a la merced de un ataque químico de esta magnitud.
Este acto ha consternado a todos, nos une sin importar nuestras creencias religiosas, políticas o posiciones económicas. Este es el caso de la cantante de origen dominicano Cardi B que condenó la agresión a la joven Yocairi. La rapera anunció que dará 10 mil dólares a quien o quienes ubiquen a los responsables de echarle ácido del diablo a la joven. A la tasa actual del Banco Central (58.40) la suma es de 584,600.00 pesos.
El acoso se ha vuelto tendencia en todos los aspectos de la vida cotidiana. Podemos ver acciones agresoras de todo tipo, tanto en las escuelas, trabajos y hasta dentro de nuestras células familiares. El acoso no es tan solo físico, se ve de gran sobremanera dentro de las redes sociales, donde la depresión ha causado el suicido de varias personas.
La indiferencia e insensibilidad nos hacen monstruos que conectamos con nuestras ambiciones personales y estamos en disposición de destruir todo a nuestro paso. Hoy tenemos este nuevo caso y ¿cómo podemos evitar que más mujeres en nuestro país sean atacadas por celos, envidia y venganza con el ácido del diablo?.
Estos actos delictivos bárbaros deben de ser penalizados con la misma intención drástica que genera el daño inhumanos a las víctimas. Nosotros como sociedad no podemos acostumbrarnos a ver este tipo de terror a nuestras mujeres como un acto cotidiano de los desaprensivos. Las leyes no acogen en sus manos el resultado de los daños causados por estos delincuentes, por eso 30 años de cárcel no son suficiente castigo.
Nosotros reclamamos justicia, no solo con cárcel, sino con una reforma inmediata a las leyes que rigen estos crimines y para que sean condenados a la pena de muerte. El destruir una vida con un ataque con ácido del diablo equivale a destruir la vida del agresor. La pena de muerte no debe ser descartada como solución. Al final, aquel que dejó el horror en la vida de esta joven, debe de enfrentar el horror de la muerte