Articulo: El papelazo de Puerto Plata
Lo estaba viendo en vivo y no lo creía. En medio de una pandemia, con medidas de distanciamiento social bien documentadas, con miles de personas contagiadas, casi 275 fallecidos para la fecha y un calor sofocante, ciudadanos de Puerto Plata y los alrededores se aglutinaron “voluntariamente” para seguir a un peregrino con una cruz a cuestas, desoyendo todas las medidas de salud pública y del sentido común.
No cuestiono la fe, yo tengo la mía; lo que cuestiono es el guion mal hecho que quisieron hacernos pasar como “ópera prima”.
Pasado el asombro inicial, comencé a analizar. Había cosas que claramente no cuadraban. En esa historia había muchos baches y a mí me gusta el café claro y las palomitas con poca sal. Mientras tanto, el peregrino finalizó su recorrido sin tropiezos muy bien escoltado y, con la bendición del cura, clavó su cruz en el mar para dejar establecida la promesa recibida de lo Alto.
Las horas pasaban, el cuento se politizaba y las redes ardían. Las informaciones, contradictorias, llegaban por retazos y de fuentes interesadas: que si la catedral fue tomada por asalto, que si la camioneta con música de uno era más culpable que el camión del 911, que si el ministro de Interior, que si el alcalde, que si el jefe de la dotación policial… que al final no quedaba claro quién era el protagonista y quién era el villano.