Por Arte Kallejero

Nahia Pagarizabal es más que una cara bonita frente a la cámara: es una mujer que tomó una decisión valiente. Dejó atrás una carrera estable en enfermería para seguir una pasión que la llamaba desde siempre: el arte, el modelaje y la actuación.

«Dejé la enfermería y ahora vivo del modelaje», confiesa Nahia, sin rodeos, con la seguridad de quien ha encontrado su camino. Su historia no es solo la de un cambio de profesión, sino la de una transformación personal, un salto al vacío guiado por la intuición, la creatividad y el deseo de expresarse sin límites.

Originaria de [puedes agregar aquí ciudad o región si lo sabes], Nahia comenzó su carrera en el mundo de la salud, cuidando de otros y enfrentando realidades duras. Sin embargo, algo en su interior la empujaba hacia otro tipo de entrega: la artística. «Me di cuenta de que quería mostrar otra parte de mí, explorar la belleza desde un lugar más libre», cuenta.

Hoy en día, se ha consolidado como modelo y actriz, participando en sesiones fotográficas, campañas independientes y proyectos que abrazan lo urbano, lo alternativo y lo auténtico. Su presencia frente a la cámara es magnética, no solo por su estética, sino por la fuerza con la que transmite emociones.

Para Nahia, el arte no es una pose: es una forma de estar en el mundo. Y eso encaja perfectamente con el espíritu de Arte Kallejero, un espacio donde la expresión no tiene filtros ni moldes, donde las calles son lienzo y las historias reales toman protagonismo.

«Me arriesgué, y ahora vivo de lo que me apasiona», dice. Su testimonio resuena con muchas personas que sueñan con cambiar de rumbo, pero temen dejar atrás lo seguro. Nahia demuestra que la autenticidad, cuando se defiende con fuerza, abre caminos.